Y ahora vamos a lo serio. El lince
Lo serio es la pérdida de la hegemonía occidental en todos los aspectos. Ucrania es solo un eslabón en esa lucha agónica por parte de Occidente de no perder su hegemonía. Estábamos entrando en una nueva era de forma evidente, pero Rusia nos ha metido del todo de un empujón. Nos fijamos en la guerra, en los tiros, pero esa no es la guerra importante.
Y como el empujón es definitivo, Occidente solo tiene una respuesta, que no es militar porque está en inferioridad de condiciones, ni siquiera la OTAN en su conjunto. Rusia tiene superioridad cualitativa, aunque no cuantitativa. Y lo saben. Por eso han utilizado la única arma que les queda: la económica. Se está atacando a una economía del G-20 y es un precedente, que los chinos están mirando con detenimiento, de lo que está dispuesto a hacer Occidente para no perder su hegemonía.
Solo con las sanciones Occidente se ve a sí mismo como el guardián del «orden basado en reglas» y las instituciones financieras son las únicas palancas que tiene para ello.
Se han congelado los activos en el extranjero del Banco Central de Rusia (¿os acordáis de la estupidez de Venezuela con su dinero fuera del país e incautado por Gran Bretaña para dárselo a Guaidó? porque hay cosas que las oligarquías no terminan de entender en su manía de quedar bien con los ladrones) para que Rusia no pueda maniobrar con su moneda. Eso solo significa que se intenta hacer colapsar el sistema financiero ruso.
Si esto no abre los ojos definitivamente a todos los países del mundo que quieren liberarse de la cárcel occidental, ya nada lo hará. Sin duda es un buen golpe, pero para nada definitivo. Sin duda, Rusia es consciente de ello y del riesgo de tener dólares como moneda de reserva, aunque en estos momentos es muy limitada, a solo el 17%, pero el euro y la libra están en una proporción más o menos igual por lo que casi la mitad de las reservas rusas están amenazadas.
Pero Rusia no está sola, tiene a China y el camino ruso es un camino sin retorno… para el dólar. El empujón ruso es también el empujón definitivo al dólar como moneda de reserva global porque al igual que con Venezuela, o Irán, o Afganistán (dineros robados por Occidente) el mensaje que se lanza, una y otra vez, y esta es la defintiva, es que el dinero de los países no es en realidad el dinero de los países, sino de Occidente, que deja o no deja usar a su discrección. Es el momento para crear un nuevo orden monetario en el que los países sean mucho menos susceptibles a la influencia de EEUU o Europa. Un nuevo orden monetario en el que se va a volver al oro para respaldar las monedas y algo así es lo que tienen en mente los chinos para reforzar su moneda.
El dólar está en mínimos, y bajando, como moneda de reserva global. El FMI ha reconocido en su último informe, cerrando el año 2021, que «los países han abandonado el dólar de manera gradual». Con la guerra, el yuan se está comenzando a convertir en la moneda reserva del capitalismo.
La ocasión es única, y Occidente lo sabe. A lo mejor Rusia también y es el gran objetivo, más allá de la desnazificación de Ucrania.
Como no me canso de repetir, y aunque sé que es muy difícil, a quienes hay que seguir (y hacer caso) es a los chinos. Mirad esto. Si pincháis en el cuadro lo veréis mejor.
Es la alternativa al SWIFT china, el Sistema de Pagos Interbancarios de China, al 31 de enero de este año. Como pòdéis ver, tiene ya activos 43 bancos e instituciones de África, 159 de Europa, 943 de Asia (de ellos 541 son chinos), 23 de Oceanía, 29 de América del Norte y 17 de América del Sur. Eso hace un total de 1.214 bancos e instituciones que están ya conectadas al sistema chino, bien de forma total o parcial (como es el caso de los europeos y estadounidenses, sobre todo). Esto significa que en estos momentos el sistema chino ya está trabajando con el 11% de lo que engloba el sistema SWIFT. Y eso significa que todos están utilizando ya las transacciones fronterizas en renminbi-yuan porque es la única moneda que utiliza. Y eso que los chinos consideran que su sistema está aún en las primeras fases. De hecho, hablan de CIPS 1 y CIPS 2.
Formalmente ningún país excluido del SWIFT puede utilizar el dólar, el euro, la libra esterlina, el yen y el renminbi. Formalmente, porque siempre hay rendijas. Pero eso no ocurre ni con el sistema chino ni con el propio sistema ruso, el Sistema de Transmisión de Mensajes Financieros -que ya tiene nuevas incorporaciones, como os conté-, que pueden utilizar las monedas que consideren aunque se da preponderancia tanto al renmimbi en un caso (y en exclusiva) como al rublo en otro.
Cuando a Irán se le expulsó del SWIFT en 2012, exclusión que duró tres años, el daño a su economía se calcula que fue de entre un 30% y un 50% por las dificultades para vender su petróleo. Se dice que fue eso lo que obligó a Irán a aceptar el acuerdo nuclear que se firmó en 2015. Se dice. Los iraníes, como es lógico, siempre lo han negado. Y entonces no había alternativas al SWIFT.
Ahora Irán no está excluído del SWIFT, pero sí sujeto a sanciones «de máxima presión» que le impiden utilizar el dólar, tiene restringido el euro (por el miedo europeo a las sanciones de EEUU) y otras monedas occidentales, por lo que a ver si adivináis por dónde se está escapando y por qué no se ha hundido en el mar desde que EEUU violó el acuerdo en 2018 e impuso sus sanciones, ilegales según el derecho internacional (que no según su «orden basado en reglas» y que tan entusiastamente siguen sus vasallos). Y aunque la Corte Internacional de Justicia de La Haya emitió una sentencia en octubre de 2018 favorable a Irán y diciendo que no se podían sancionar recursos financieros para compras humanitarias, a Occidente le dio igual: su orden y sus reglas.
Todo esto es para indicar que las vías de salida de Rusia son muchas más de las que nos cuentan. A 12 de febrero, últimos datos conocidos, es decir, justo antes de la guerra, el 17% del comercio entre Rusia y China se hacía en renminbis-yuanes y el 12% de todas sus reservas monetarias son en esta moneda, por dar un par de datos. No hay duda que a corto plazo habrá algún retroceso, pero no a medio ni mucho menos a largo plazo. Occidente está ansioso de dos cosas: de demostrar que sigue teniendo poder y de conseguir alguna victoria. Y la única que tiene es la propaganda. En eso, sin duda, es un maestro. Por eso vemos lo que vemos todos los días.
Un dato relevante es que el SWIFT no mantiene fondos ni administra cuentas, solo proporciona un servicio de transmisión de mensajes. Es decir, que si entre el que vende y el que compra hay acuerdo, por ejemplo en la forma de pago, sin intermediario alguno, el comercio se mantiene como de costumbre. Se acaba de conocer: Rusia e India «estudian» la posibilidad de incrementar su comercio en rublos y rupias. A lo mejor os ayuda a entender la abstención de India en la votación del CS de la ONU.
Por supuesto que si el sistema chino ya contiene un 11% del SWIFT es más que probable que con la guerra en Ucrania se incremente. Debido a los hábitos, a las dependencias (mentales y económicas) de Occidente por parte de muchos países aún queda un camino para que el SWIFT pierda su predominio, pero cada vez se acortan más los plazos.
Aún hay más. El otro día os comentaba que el Banco Central de Rusia había informado que bancos de otros países asiáticos y alguno más se habían sumado al sistema ruso. Esos bancos son de la Unión Económica Euroasiática y resulta que la UEE ya tiene su comercio desdolarizado en un 70%, centrándose en las monedas locales.
No solo es esto. Desde el ombligo occidental solo se ve una perspectiva, la del ombligo: hemos sancionado a Rusia con el SWIFT y la vamos a hundir. No se hundió a Irán hace seis años, y es más débil que Rusia. Da igual, la narrativa es la narrativa y Occidente tiene siempre la verdad.
Todavía hay más, mucho más a lo que os he comentado. Rusia ya vende una gran cantidad de petróleo a China (ayer se anunció un incremento de los envíos de 2’22 millones de toneladas a 2’48 millones mensuales), por lo que el camino natural es que Rusia se una al mercado de petróleo de Shanghai y lo que eso significa: más comercio en renminbi-yuan en el mercado petrolero.
Seguro que no solo China. Irán también se está frotando las manos. ¡Más madera, es la guerra!
Otra cosa, esta guerra también se está librando en otro sitio, en Viena: las conversaciones para reanudar el acuerdo nuclear con Irán. Como es lógico, Irán ve ahora reforzadas sus posiciones y ha aprovechado la ocasión para apretar a EEUU y sus vasallos (Gran Bretaña, Francia y Alemania) diciendo que no habrá acuerdo si EEUU no cumple, sin rechistar, tres condiciones que para él son básicas. La primera, y principal, es la garantía escrita de EEUU de que no volverá a incumplir el acuerdo.
Nada más comenzar el ataque ruso a Ucrania el inefable Borrell, jefe de la diplomacia de la UE, llamó a Irán pidiendo que el tema no interfiriese en las negociaciones. Las diatribas de la condesa de la UE contra Rusia por Ucrania no son solo consecuencia de su rusofobia (su abuelo fue un notorio nazi que participó en la campaña contra la URSS) sino porque la UE sabe que ahora Rusia no presiona a Irán por el acuerdo.
(Publicado en el blog del autor, el 3 de marzo de 2022)