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Acuerdo con Ucrania ¿Quién manda aquí? Antonio Campuzano

Este año regalaremos a Ucrania 1.000 millones de Euros para armamento. Ucrania está considerado el país más corrupto de Europa y sabemos que algunos envíos de armas anteriores terminaron en el mercado negro.

Este acuerdo del gobierno de Sánchez se ha mantenido secreto durante un mes y no se ha sometido al Parlamento, porque no es un “Acuerdo” es un “Memorando de entendimiento” (“Manda huevos” que decía Trillo). Gran parte de la izquierda está en contra y por eso no han acudido al encuentro con Zelenski.

Claro que esos 1.000 millones no los necesitamos para nada. La sanidad está estupendamente. Cierto que hay unas listas de espera de más de un año, pero que más dá, si más tarde o más temprano nos vamos a morir. De la Educación mejor no hablar porque si se eleva el nivel cultural posiblemente crezcan los conflictos sociales.

Además, parte de esos 1.000 millones son para la industria militar “española”, que es posible que trabaje con patentes norteamericanas porque la OTAN exige uniformidad en el armamento de sus socios. Claro que a los trabajadores de esas industrias les tocarán las migajas porque la legislación laboral de este país, a pesar de su ministra, sigue favoreciendo a la patronal.

El “acuerdo-memorando” dura, al menos 10 años, y la meta es que Ucrania entre en la OTAN y en la Unión Europea. Cierto que tanto la una como la otra son instrumentos de los más ricos, para mejorar su situación a costa de los más pobres (no se suele mencionar que el gasto militar no entra en los controles de deuda que impone la UE, ese gasto es sagrado). Por ello, este “acuerdo-memorando” huele a mandato del imperio OTAN, porque el aumento de los presupuestos militares favorece principalmente al poco conocido “complejo industrial militar”.

En 1994, se publicó en España un librito de Noam Chomsky titulado “Política y cultura a finales del siglo XX” (Ariel, 115 págs), que no tuvo mucha repercusión. Chomsky (profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts, y reputado politólogo), explica como desde la década de los 70, con la “Trilateral”, luego mutada a “Davos”, los muy ricos han ido destruyendo la democracia, en todo el mundo, porque no es buena para sus negocios y hoy podemos ver que para las próximas elecciones de EEUU solo parecen tener opciones un anciano con problemas de memoria y un delincuente.

Al comenzar la invasión rusa de Ucrania, Rand Corporation (think tank del complejo citado) informaba de que la mayor parte de la industria norteamericana se había “deslocalizado” a países con bajos salarios, como China, y en su país sólo quedaba la industria militar. Pero podemos ver que la solución a ese desastre industrial es la OTAN como agencia comercial de tal complejo. Claro que una industria militar puntera sin guerras no tiene mucho sentido, y lo estamos viendo tanto en Ucrania como en Palestina, además de en otros conflictos en el mundo porque, ahora, parece que hay 16, pero los medios de desinformación lógicamente ni los mencionan.

En conclusión, aquí, como en todo el mundo civilizado, manda la OTAN y Margarita Robles aquí y Borrell en la UE, son sus profetas anunciando la Tercera Guerra Mundial. Cuando queríamos una democracia nos impusieron un bipartidismo que cada vez se parece más al norteamericano y el florecimiento extraordinario de la ultraderecha está bien regado con dólares. Algo habrá que hacer.

(Publicado en el blog del autor, el 28 de mayo de 2024)

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