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Cuándo, no si. El lince

De nuevo de vuelta y de nuevo con lo mismo, que no es la guerra que no es guerra formalmente. O, mejor dicho, con la única guerra que importa y es que el humo de la guerra que no es guerra oculta la otra: la económica.

La hegemonía económica de Occidente, la única que le queda, está amenazada de muerte y más tras la decisión rusa de vincular su moneda al oro. Es por eso que EEUU ha presentado un proyecto de ley «Para apoyar el papel del dólar de los Estados Unidos como principal moneda de reserva mundial y para otros fines» (sic).

Pomposamente, la denominan «Ley del dólar del siglo XXI» y lo más curioso es que en ella no hay ni una sola referencia a Rusia ni a Ucrania, pero sí a lo que realmente preocupa a EEUU: China. La internacionalización del renminbi/yuan es la gran bicha de EEUU y es lo que quiere evitar a toda costa.

La crisis en Ucrania no es otra cosa que el preámbulo de todo ello, máxime cuando ya se está utilizando la moneda china en ventas de petróleo y carbón y los bancos centrales están comenzando a ampliar sus reservas en yuanes a la vista de cómo se ha comportado Occidente con Rusia. Al menos son dos, e importantes, quienes lo han hecho hasta el momento: India y Brasil. Esto nos lleva a los BRICS, que están saliendo de su letargo y son quienes tienen todo en sus manos para dar el empujón final a la desdolarización de la economía mundial. Esta, y no otra, es la razón de las amenazas explícitas que EEUU ha hecho a India. Y como la respuesta no es la que quiere EEUU, de ahí el paso de aprobar la «Ley del dólar». Por cierto, una de las monedas más fuertes en estos momentos es el real brasileño en términos proporcionales y con la mira puesta en las elecciones del mes de octubre.

El hecho es que el 9 de abril se anunció que los BRICS iban a realizar la quinta prueba de su mecanismo bancario alternativo al SWIFT para agrupar sus reservas de «moneda alternativa» (sic) y protegerlas de las sanciones occidentales. Si es la quinta prueba eso significa que los BRICS ya llevaban tiempo buscando su alternativa y la crisis de Ucrania solo ha acelerado los planes de muchos países para reducir su dependencia del dólar. No en vano hay que recordar que la famosa, e inexistente, «comunidad internacional» se circunscribe única y exclusivamente al 24% de la población mundial y que el resto tiene gobiernos que no están siguiendo la política occidental contra Rusia y otros países, de forma especial los asiáticos. Y todos, en mayor o menor grado, están viendo cómo actúa Occidente y cómo roba el dinero de otros (Irán, Venezuela, Afganistán y Rusia, por ahora)

Todos los indicadores señalan la misma dirección: estamos en un nuevo orden mundial multilateral que va a traer consigo un nuevo sistema monetario.

Junto a esto hay que añadir otra cosa: el convencimiento de que EEUU está utilizando las sanciones a Rusia como prueba de las sanciones a China. Porque la cuestión está en cuándo se imponen, no en si se van a imponer. Esto es un hecho, y a corto plazo dado el declive estadounidense y occidental. Y ¿por qué? Pues porque la decadencia de EEUU es total, entre otras cosas porque su volumen de exportación mundial fue solo del 8% el año pasado (mientras que el de China le duplicó, con el 15%) y eso se traduce en la fuerza de la moneda de uno y de otro. Para EEUU esa fuerza ya es via militari exclusivamente, de ahí las sanciones y su intento de no perder la hegemonía monetaria. Por eso China es la siguiente, por eso la cuestión es cuándo y no si se hará. Por eso la crisis de Ucrania es importante, porque la derrota (económica) de Rusia será la señal contra China. Rusia es la prueba, y la sanción al Banco Central es la determinante.

Es lo mismo que se dijo en la reunión de la OTAN de 2008 respecto a Georgia y Ucrania, que la cuestión no era si ambos países se iban a integrar en la OTAN, sino cuándo. En el primer caso, Rusia lo paró al intervenir en apoyo a Osetia y Abjasia. En el segundo, lo estamos viendo. En las dos ocasiones Rusia protestó sin que Occidente hiciese el menor caso, solo lo hizo cuando Rusia intervino. Igual ahora. Y los chinos lo vieron y lo ven, ven que EEUU, introduciendo leyes como la que os menciono, tiene decidido que China es el siguiente. Y esta será, lo está siendo ya, la guerra total y definitiva.

Hace un par de meses os comenté que el yuan había sobrepasado al yen japonés en las transacciones financieras internacionales según el SWIFT, ese del que han expulsado a Rusia. Pero la cosa es que la moneda japonesa lleva el mismo camino descendente que las monedas occidentales y que en lo que llevamos de mes no ha levantado cabeza ni respecto al dólar ni, sobre todo, al yuan. La fortaleza de la moneda china es evidente, e irreversible.

Sumad dos y dos.

La militarización de la economía por parte de Occidente ha terminado con la globalización tal como la entendemos, esa que nos vendieron como la imposibilidad de un conflicto por la interconexión de los mercados. Occidente solo quiere que la globalización se sostenga en el dólar y en sus monedas (euro, libra esterlina, yen, franco suizo), pero ya hay muchos que no están por la labor. Las sanciones, ilegales según el derecho internacional, no han provocado el derrumbe de Rusia y sí están provocando el derrumbe occidental, con la inflación desbordada y una crisis de suministros evidente. Y sus monedas en caída libre. Escribiendo esto he visto otra cosa que enlaza con lo que os contaba del real brasileño: el peso mexicano y el rand sudafricano llevan todo lo que va de año mostrando una fortaleza evidente, aunque con la crisis de Ucrania se ha acelerado. En el caso del peso, un total del 9’7% más; en el caso del rand, el 11% más (el real brasileño, el 21% más). Todo un síntoma de lo que os vengo diciendo.

(Publicado en el blog del autor, el 19 de abril de 2022)