El garaje como antro. El lince
La mitología liberal, sobre todo en EEUU, ha hecho del garaje el centro del inicio de la riqueza. Sobre la explotación laboral que conlleva no se dice dónde se diseñó. La mitología liberal dice que Harley Davidson inició su negocio de motos en un garaje; el pope de las computadoras Dell dice lo mismo, que inició sus primeros ensamblajes en un garaje; y Steve Jobs, y así un montón. La gente se cree estos mitos y EEUU vende estos mitos. En muchos casos no es verdad, como reconoció uno de los popes de las computadoras Hewell-Packard cuando dijo que se hizo correr esa historia como marketing, pero ahí queda. Mucha gente se lo cree. Pero yo veo el garaje de toda esta gente como un antro, o sea, un lugar frecuentado por delincuentes y gente de mala reputación.
Uno de ellos es Jeff Bezos, que también ha hecho correr la historia liberal de que comenzó en un garaje. Que un niñito de papá, como lo era el resto, diga eso y la gente se lo crea es el colmo. Porque el niñito de papá -de mamá, habría que decir con exactitud- tenía un rancho en Texas de 101 kilómetros cuadrados, o sea, como toda la ciudad de Barcelona en el Estado español, o Trujillo en Perú, o Acapulco en México, por solo citar algunas, y lo del garaje pues como que no. Y lo de que se hizo a sí mismo, pues como que tampoco.
Corto aquí momentáneamente la historia para hablar de algo que me lleva a escribir esto y que enlaza con las patrañas que lanza Occidente y que repite toda una maraña de estúpidos de encefalograma plano y a quienes denomino los demócratas habituales, estén en los gobiernos o en los partidos o en los medios de propaganda (antes llamados de comunicación).
Resulta que como la campaña lanzada por EEUU para boicotear los Juegos Olímpicos de Invierno en China no está dando resultado (Alemania y Francia acaban de decir que no se sumarán, por ejemplo) se da un paso más y se agita el saco del miedo ya de forma total. ¿Cómo? Pues con el yuan digital que, como supongo sabéis, se va a experimentar su uso de forma masiva en ese evento y que será, también, el pistoletazo de salida para la internacionalización de la moneda china. Ya se han hecho varias pruebas en algunas ciudades, pero siempre dentro del país y, a nivel externo, en ciudades fronterizas con Rusia. Con los Juegos Olímpicos se da el salto definitivo. Por lo tanto, Occidente, incapaz de superar y/o contener el crecimiento de la digitalización financiera de China (y ya no puede contener ni superar a China en nada), recurre a lo que se le da muy bien: hacer circular las patrañas sobre los peligros que se avecinan porque no es él quien lo controla.
Y hay un reparto de papeles. El G-7, los supuestos e imaginarios «países más industrializados del mundo», las viejas potencias coloniales, acusaron el viernes pasado a China de «coerción económica». ¡Ellos, el ladrón pensando que todos son de su condición!
Pero es el mejor perro de presa de EEUU, Gran Bretaña, quien tiene la voz cantante. El jefe del espionaje digital británico acaba de decir, el lunes, que China utiliza la tecnología del yuan digital para métodos de vigilancia y espionaje a los usuarios, que eso supone que puede obtener el control sobre las transacciones financieras globales con monedas digitales y que eso es un potencial para convertirse en el método de pago a nivel mundial. O sea, acusa a China de que puede hacer lo mismito que está haciendo Occidente a través de todas las instancias económicas y financieras, y ahí está el caso del SWIFT sin ir más lejos. Por no hablar de quién dirige el FMI o el BM.
«Como China es un estado hostil (sic), si se implementa incorrectamente, le da la capacidad de vigilar las transacciones, la capacidad de poder ejercer el control sobre lo que se lleva a cabo con esas monedas digitales (…) por lo que los visitantes internacionales a los Juegos Olímpicos de Invierno estarían en un peligro poniendo sus datos personales a disposición de un estado hostil». ¿Fin? Para nada, el tipo sigue: «En este contexto, China está aprovechando cada oportunidad para proyectar su moneda digital y su esperanza es que los visitantes extranjeros la utilicen de la misma manera que los visitantes nacionales (…) lo que puede tener efectos catastróficos sobre la soberanía de los países de origen de los usuarios extranjeros de la moneda, lo que se hará más evidente con motivo de los Juegos».
La conclusión es obvia: se crea desconfianza en el mejor de los casos, pero sobre todo incertidumbre, paranonia, miedo. La recomendación implícita: no acudir a los Juegos porque los chinos son malos, muy malos.
Una de las cosas que diferencia el yuan digital de las criptomonedas occidentales (bitcoin y demás) es que no promete el anonimato porque una de sus características es el control de los delitos económicos. Porque uno de los fenómenos de las criptomonedas es su carácter sociopsicológico, la ilusión del enriquecimiento rápido y la desigualdad subyacente que hay en ello. China se ha dado cuenta y quiere ponerlo coto: prohibió completamente el uso de criptomonedas porque se había demostrado, sobre todo en Hong Kong, que era una de las fuentes de la retirada de dinero del país sin control además de ser un sistema de lavado de dinero.
El anonimato impide ese control de los delitos financieros, y por eso en Occidente también se está estudiando esa posibilidad de criptomonedas amparadas por el Estado, pero se está muy por detrás de China en ello. Es por eso que ninguna, lo que se dice ninguna, de las agencias de espionaje occidentales (los demócratas habituales lo llaman «inteligencia») se opone a eso. Es más, lo alientan. Incluso el espionaje británico MI-6. Pero no solo lo hacen por interés, sino por ayudar a Occidente a mantener la hegemonía económica porque estas monedas, si se ponen en funcionamiento, reforzarían al dólar y al euro y seguir controlando las transacciones financieras mundiales. O sea, lo que dice el tipo que manda en el espionaje británico en este campo que teme que haga China con el yuan digital y que os traduzco: reducirá la dependencia del dólar y del euro.
Y, también, es un hecho que cualquier banco hace lo mismo con nuestros datos personales. O las famosas redes sociales. ¿Solo bancos y redes? No, también las empresas de mensajería como Amazon, lo que me lleva al principio. No voy a hablar de cómo Amazon trata a sus trabajadores, creo que es conocido, sino de lo que hace Amazon con los datos de quienes compran (que no soy yo, por cierto).
La historia conocida empieza en 2012 con la campaña electoral de Obama, donde Bezos fue su gran valedor y puso a su disposición Amazon Web Services con toda su capacidad de datos, listas de correo y demás. Como consecuencia, Obama, ya presidente, favoreció el contrato de Amazon y la CIA por valor de 600 millones de dólares para proporcionar servicios en la nube. Todos los datos de quienes compran en Amazon van ahí. ¿Protestas? Ni una. Una empresa privada de esta magnitud da sus datos a la CIA, pero eso está bien porque no es el Estado aunque la CIA sí sea el Estado.
La cosa no quedó ahí porque con Trump también Amazon Web Services amplió su acuerdo con la CIA. Ya lo dijo Marx en «El Capital»: «el dinero no huele, sea cual sea su origen». Aunque se saque de la mierda, llámese esa mierda Obama o Trump.
Si tenemos en cuenta que lo que hace Amazon Web Services con la CIA también lo hacen otros, como Google o Facebook, los datos personales que tiene EEUU sobre cada uno de nosotros es espectacular. Pero es sabido que EEUU no es un «estado hostil», ni que espía a sus amigos (que se lo digan a la Merkel), ni nada de eso. Es un ejemplo de democracia o, como dijo Biden en su circo con los animales amaestrados de estos días sobre la democracia, «la luz en la colina».
Supongo que la CIA no se creó en un garaje, aunque también es un antro de delincuentes y gente de mala reputación, pero no me extrañaría que alguien la añadiese a la lista de los éxitos liberales. Yo, ya puesto, me quedo con los éxitos de los garajes clásicos, como The Sonics.
PD 1.- En la reunión entre Xi Jinping y Vladimir Putin de ayer se acordó algo significativo: «la creación de una estructura financiera independiente que no pueda ser influenciada por otros países» (sic). Si se tiene en cuenta que China tiene operativo su propio sistema de transacciones financieras internacionales, el Sistema de Pagos Interbancarios de China (CIPS), desde hace años y que Rusia hace lo mismo, el Sistema para la Transferencia de Mensajes Financieros (SPFS), aunque en un grado de desarrollo menor, eso significa que se va a la unificación de ambos sistemas y lo que conlleva: el aumento del comercio en sus propias monedas y la eliminación del dólar. Ni qué decir tiene que esta es la respuesta a la amenaza de Occidente de retirar la capacidad de Rusia de utilizar el SWIFT si «invade» Ucrania.
PD 2.- El día 6 de diciembre se produjo un hecho significativo: en la Asamblea General de la ONU se votó la confirmación de credenciales de Afganistán, Myanmar y Venezuela. Los representantes de los dos primeros fueron rechazados (talibanes y representantes de la Junta Militar, respectivamente) mientras que el de Venezuela fue aceptado. El representante de la Venezuela de Nicolás Maduro. Recibió 174 votos a favor y 19 en contra (Australia, Brasil, Canadá, Colombia, Corea del Sur, Ecuador, El Salvador, EEUU, Georgia, Gran Bretaña, Guatemala, Honduras, Islas Marshall, Israel y Paraguay). Eso indica cuál es el grado de legitimidad del Juanito Calamidad Guaidó y quién se la otorga.
Aquí hay que hacer otra mención al petro, la moneda digital de Venezuela, concebida como un intento para superar el bloqueo económico-financiero impuesto por EEUU y sus secuaces y que sí está sirviendo para ello en parte sorteando las monedas occidentales, dólar y euro, en las transacciones internacionales.
(Publicado en el blog del autor, el 16 de diciembre de 2021)