Inspiradora contribución de Venezuela al mundo
La fundación del Instituto Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos este pasado 6 de septiembre de 2020 marca un nuevo hito político. En las circunstancias más difíciles, teniendo que enfrentar no solo a las sanciones de Estados Unidos y Canadá, sino también a la pandemia del COVID-19, la Revolución Bolivariana ha hecho este esfuerzo en beneficio de todos los que creen en sus ideales de libertad en todo el planeta.
El objetivo del instituto es coordinar la solidaridad global con la Revolución Bolivariana y el pueblo venezolano, y la solidaridad de la nación sudamericana hacia las luchas por la justicia social y económica de los pueblos de todo el mundo. También desarrollará investigación, capacitación y promoverá la discusión crítica.
La organización también responde a la crisis actual y urgente que enfrenta el planeta. El primer párrafo del comunicado del Instituto Simón Bolívar dice:
“La pandemia de la COVID-19 ha demostrado que el modelo de sociedad capitalista sustentado en valores individualistas y que tiene como meta única la acumulación de riquezas, no es capaz de defender a la humanidad, garantizar derechos fundamentales ni resguardar la vida en el planeta. Ante este fracaso, el modelo utiliza la violencia para mantener su hegemonía, arremete contra la clase trabajadora que busca construir un modelo alternativo e intenta apropiarse de los recursos naturales de los pueblos”.
A los espectadores de todo el mundo que asistieron virtualmente a la ceremonia en Caracas se les demostró que otro mundo es posible, con la presencia de más de 100 invitados especiales, entre los que se encontraban líderes sociales, ex presidentes y activistas de numerosos países, entre ellos el prestigioso músico Roger Waters.
Uno de los primeros en hablar fue Fernando González Llort , presidente del Instituto Cubano de Amistad de los Pueblos (ICAP). El pueblo cubano ha sido víctima en los últimos años de una intensificación del criminal embargo estadounidense. Sin embargo, González Llort se centró en la solidaridad internacional entre los pueblos y no en el sistema bipartidista estadounidense.
Otros participantes incluyeron a Evo Morales y Rafael Correa, quienes han enfrentado una difícil situación producto del reciente golpe en Bolivia y la corrupción judicial en Ecuador. Ambos ex presidentes se ven afectados por decisiones judiciales basadas en motivaciones políticas para evitar que compitan en las elecciones de sus países. También hubo muchos otros invitados, incluida la activista colombiana Laura Capote, en representación de Marcha Patriótica , cuyos compañeros líderes sociales están siendo asesinados en números cada vez mayores. De hecho, en una de las primeras declaraciones públicas del Instituto Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos, la organización expresó su condena por 10 asesinatos recientes en Colombia perpetrados por policías. El Instituto también denunció los asesinatos de más de 600 líderes sociales e indígenas en los últimos 2 años y el homicidio de doscientos ex guerrilleros desmovilizados, amparados por el Acuerdo de Paz de 2016.
Una charla inspiradora
A medida que avanzaban las ponencias de los invitados y mientras reflexionaba sobre un contenido que florecía con fuerza por fuera del sofocante paradigma político dominante de los Estados Unidos, habló una de las representantes estadounidenses, la académica Adrienne Pine. Hizo hincapié en la importancia de mantener el foco en la necesidad de desarrollar el movimiento revolucionario contra la noción ideológica venenosa de solo reformar un sistema ya en decadencia. Inmediatamente comenté en Twitter sus inspiradoras palabras: “El problema del fascismo no es votar por uno u otro partido: la solución es la revolución”.
Los anfitriones hablaron en términos similares, sin dejar margen de maniobra para depositar esperanzas de transformación y de humanización de parte del duopolio estadounidense que ha aplicado duras e ilegales sanciones que perjudican principalmente al pueblo venezolano.
También tuvimos el honor de estar conectados virtualmente con el presidente Nicolás Maduro cuyo mensaje fue dirigido a todos nosotros, representantes de los pueblos del mundo, cuando dijo:
“Pido el apoyo de los movimientos solidarios, de los amigos de Venezuela para ir a llevar la verdad del país por el mundo, y con la verdad de Venezuela ganar la Paz, la Soberanía, la Independencia y el respeto a nuestro pueblo”.
El ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Arreaza, destacó que esta iniciativa fue creada para coordinar la solidaridad con la Revolución Bolivariana, pero también la solidaridad de Venezuela y las Américas con todas las revoluciones y causas justas del mundo. En un artículo de opinión reciente publicado por COHA, puso fin a cualquier ilusión sobre las elecciones de noviembre de 2020 en EE. UU. cuando está claro que los demócratas están atacando a Trump desde la derecha. “A Trump le iría mejor si siguiera su instinto inicial de dialogar con el presidente Maduro. Un diálogo respetuoso con Venezuela está más en línea con los intereses del electorado estadounidense ”, expresó.
Durante su discurso inaugural, el ministro Arreaza también dijo que “este Instituto es de ustedes, es de los pueblos del mundo, queremos que lo utilicen como propio, para la solidaridad, la lucha de los pueblos del mundo que necesitan solidaridad (…) Desde Venezuela nos solidarizamos con todas esas luchas, con Julian Assange y su prisión más que injusta, con el pueblo palestino, saharahui, con todos los que son oprimidos, sometidos a guerras injustas, y al imperialismo”.
Muchos de nosotros del Occidente capitalista, como los del Sur, nos sentimos como en casa en Venezuela. La solidaridad no es una calle de un solo sentido. La solidaridad es más bien un apoyo mutuo sobre la misma causa de oponerse al capitalismo, la ramificación del racismo, la hegemonía unipolar del imperialismo y sus guerras genocidas. Todos estamos en pie de igualdad por la misma causa por un mundo multipolar, por la soberanía de los pueblos, la paz y un nuevo sistema socioeconómico.
Carlos Ron, viceministro para América del Norte del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela, es el primer presidente del Instituto Simón Bolívar. Nos dijo en la ceremonia de lanzamiento: “Amigas y amigos, sepan ustedes que tienen un pueblo que sabe de sus luchas, que las reconoce y las comparte”.
De hecho, nosotros en Canadá, como nuestros hermanos y hermanas en los Estados Unidos, experimentamos la profunda sinceridad de las declaraciones de Carlos Ron. Compartimos dos eventos solo en 2020. En primer lugar, saboreamos la derrota de la candidatura del gobierno de Trudeau por un puesto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (y estoy convencido de que una de las razones de esta victoria contra la opción de Trudeau fue la política del gobierno canadiense hacia Venezuela). En segundo lugar, el Instituto Canadiense de Política Exterior, con la colaboración de muchos otros, realizó una conferencia virtual con Jorge Arreaza organizada desde Canadá, que fue vista por miles. Arreaza emitió una crítica política diplomática pero mordaz a la interferencia de Trudeau en Venezuela a través de su liderazgo en el Grupo de Lima.
La puesta en marcha del Instituto Simón Bolívar coincidió con el aniversario de la Carta de Bolívar desde Jamaica del 6 de septiembre de 1885, en la que reafirmó y profundizó la mirada y los objetivos del movimiento independentista contra España. Tomando un párrafo de muestra de esta carta histórica, podemos apreciar plenamente la permanente relevancia del legado de Bolívar, simplemente reemplazando a España con los EE. UU.
“Al presente sucede lo contrario: la muerte, el deshonor, cuanto es nocivo nos amenaza y tememos, todo lo sufrimos de esa desnaturalizada Madrastra. El velo se ha rasgado: ya hemos visto la luz, y se nos quiere volver a las tinieblas; se han roto las cadenas; ya hemos sido libres; y nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizarnos. Por lo tanto, la América combate con despecho; y rara vez la desesperación no ha arrastrado tras sí a la victoria”.
El Instituto está empuñando la espada de Bolívar para abrirse inmediatamente un espacio en las cibercomunicaciones. Su cuenta de Twitter saltó de cero a más de 3.400 seguidores el 15 de septiembre con muchas actualizaciones diarias que aún se publican después de la fundación del Instituto. Asimismo, sus dos nuevos canales de YouTube (en inglés con más de 300 suscriptores y en español con más de 800) están en constante desarrollo, al igual que sus cuentas de Telegram e Instagram, y su página de internet. La ceremonia de lanzamiento se puede ver aquí en español y aquí en inglés.
Homenaje al abogado y activista Kevin Zeese
El evento estuvo dedicado a la memoria y el legado de Kevin Zeese, conocido internacionalmente como parte del Colectivo de Protección de la Embajada de Venezuela en Washington DC. Falleció repentinamente en la madrugada del 6 de septiembre, el día en que tuvo lugar el evento con sede en Caracas. Con tan solo 64 años, su muerte fue un golpe emocional para todos. Carlos Ron inmediatamente convirtió nuestro dolor en alegría colectiva. Dedicó el lanzamiento del Instituto a Kevin. No se trató de una mera dedicación formal. Por el contrario, tanto el canciller venezolano Jorge Arreaza como Carlos Ron insertaron un homenaje apropiado a Kevin en el tejido mismo de la fundación del Instituto.
Nunca conocí a Kevin. Pero seguí de cerca su heroica defensa de la soberanía venezolana justo en el vientre de la bestia imperial. Sin embargo, aunque habría volado a Washington para ofrecer mi apoyo y escribir artículos, se me ha prohibido ingresar a los EE. UU. desde marzo de 2019. En ese momento, hace un año y medio, me dirigía a Washington DC con un mensaje de apoyo de los movimientos canadienses a esa histórica manifestación en la capital estadounidense en apoyo a Venezuela.
Por tanto, dedico este artículo a Kevin Zeese , a su compañera Margaret Flowers, a su familia y a sus compañeros.
(Publicado en Investig’Action, el 21 de septiembre de 2020)