La ley Helms Burton o el odio y la agresión de EEUU atemorizado (y 2)
(Este artículo es continuación del recientemente publicado)
“Un grupo de veteranos de nuestra independencia, presidido por Schweyer, acaba de ofrecer al embajador norteamericano en Cuba el machete de Baire para defender los cañones de Washington. En su brindis, Schweyer y sus amigos no aclaran mucho las cosas. Limítanse a utilizar las manoseadas palabras de estos días, pulidas y brillantes a fuerza de andar de mano en mano: democracia, hemisferio occidental, libertad, patriotismo. Sin embargo, no está de más repetir ahora que el lema falso de democracia, manejado por cierta gente, sirve a las mil maravillas para encubrir todo lo que antes llamábamos por su nombre puro y simple: fascismo, hitlerismo, quintacolumnismo. Por ello, vale preguntarse a estas alturas qué democracia es la que piensa defender Schweyer al frente de sus veteranos. ¿Es la del pueblo de Norteamérica, o la que fingen sus opresores, del tipo de Henry Ford? ¿Es la que ansía el pueblo cubano, o la que manipulan taimadamente sus enemigos, esos que nos acortan las zafras y nos imponen feroces tratados de reciprocidad? Sería importante saberlo desde ahora, porque en estas cuestiones hay que andarse con mucho cuidado, tratándose del Tío Sam.”
Del artículo Yankis y Mambises. 31- V- 1941, en el libro Prosa de prisa, 1929-1972, Tomo I.
Autor: el gran escritor cubano Nicolás Guillén.
¿El equipo trumpista no quiere que se visite Cuba? Todo se le va en prohibiciones al resto del mundo, en echar la Historia a los tiempos de aquella piratería de “América para los americanos”, en romper con el Derecho Internacional y ponerle a esa manera fascista de actuar el titulo de “democracia”. Nos corresponde preguntar, como Nicolás Guillén: ¿es democracia la manipulación taimada de los medios de comunicación del imperio y la imposición de guerra de los Trump? ¿o es democracia la acción independiente del pueblo cubano, respetuoso en la igualdad entre naciones y en el Derecho?
El intento de asfíxiar al pueblo cubano con cualquiera de las acciones de guerra que conlleva el bloqueo, realizadas por el imperio, sólo ha fracasado, y, por eso, ahora quiere imponer al resto del mundo una persecución sin límites, para además acabar con el entendimiento del mundo que vota contra el bloqueo año tras año en la ONU.
Entre las últimas medidas de los trumpistas ha destacado la prohibición de los viajes a la isla, que, además de la resta económica que le pueda causar, busca echar una cortina sobre el modelo cubano para que no pueda ser conocido. Con ello, a la negación de la visita turística unen la negación al cambio en la conciencia social. En esto último radica el miedo principal del régimen estadounidense: no quiere que las gentes aprendan que la riqueza natural de Cuba es su pueblo, el pueblo que, unido, le ha ganado batalla tras batalla avanzando como nación en la mejora a niveles que los yankis trumpistas no conseguirán nunca. El pueblo cubano convierte el daño que le hace el imperio, en la más crecida solidaridad.
A EEUU le ciegan las resistencias de Cuba, de Venezuela, de Nicaragua, de Bolivia …, quiere someter a América del Sur, pero América del Sur ya no es aquella América de la que disponían a su antojo, el mundo ya no es el mismo de su terrible conquista del Oeste, ni siquiera el de la “guerra fría”. Venezuela no es aquella de la que eran dueños, aquella que nos muestra el gran Nicolás Guillén en el poema que presenta en su artículo “Petróleo venezolano”, de su libro Prosa de prisa: “Entra el taladro en la tierra, / la tierra venezolana; / suda el hombre, suda, suda, / el hombre venezolano. / Crujen las máquinas yanquis, / grita el ingeniero yanqui. … El hombre venezolano / regresa al atardecer, / sucio, fatigado, hambriento. / Cuatro chiquillos palúdicos / comen tierra junto al rancho …” publicado en El Nacional, Caracas, 26-IV-1946. Venezuela, aun bajo la guerra híbrida que le declara el imperialismo, dispone de alianzas internacionales, apoyo de la gran mayoría en los organismos de representación del mundo, tiene un pueblo que lucha porque lo común sea alternativa a la corrupción en la que se fundamenta el gran capital, en definitiva, Venezuela es alternativa.
Crujen las máquinas yanquis, grita el ingeniero yanqui, … Venezuela ya no es aquella a la que los yanquis le robaban su riqueza. Y, Cuba no es la de Fulgencio Batista. Los ataques globales del imperio global, y los ataques a Cuba, a Venezuela, a los restantes países del mundo, se deben a que los gringos están acostumbrados a la impunidad, y, desde luego, a su miedo, que es su debilidad, y tienen miedo por ser ignorantes, su prepotencia les anuncia como tales. A Trump le reconforta su ignorancia, su debilidad, por eso quiere impugnar los acuerdos, ahora amenazo, ahora retrocedo, ahora digo que somos amigos y nos tenemos que reunir, ahora otra cosa, no … lo suyo es el miedo al consenso de gobiernos y empresas con Cuba, a la estabilidad general, prefiere el caos porque en el descontrol cree que traslada su miedo al resto. Trump no cuenta con valores morales y no sabe que lo intemporal es el entendimiento entre los pueblos.
Con la inversión multimillonaria que hace el imperio en la guerra mediática, programada en las oficinas de la CIA y los restantes organismos, construye moldes con líneas proyectadas de desprecio para que cualquier noticia sobre Cuba haga ruido negativo y oculte su horizonte de pueblo en participación. Nicolás Guillén, el escritor cubano de renombre universal, advertía de la manipulación taimada de semejante enemigo, sabía lo que era el Tío Sam, y por qué hay que andarse con mucho cuidado con él.
Pero hablemos de las visitas a la isla que quiere impedir el pirata imperial, afecta no sólo al pueblo cubano, la hostilidad arrecia también contra el empresariado del mundo, poniendo en primer término como principales afectados en el turismo a las empresas españolas, pues son las que tienen mas inversión, destacando Melia y Barceló. Las empresas españolas de turismo que trabajan con sociedades cubanas se emplean en el 71% de las plazas hoteleras de que disponen las empresas extranjeras. Según los últimos datos hay un total de 45 empresas mixtas cubano-españolas, 2 proyectos de cooperación, 60 contratos de administración, 6 contratos de asociación, y uno de riesgo. Las demandas trumpistas pueden encontrarse con contra-demandas, y les supondría grandes compensaciones por los daños causados. EEUU pretende perseguir a estas empresas para que el castigo recaiga sobre Cuba y de este modo esas empresas se hagan responsables en el ataque. Abrams fue el encargado de amenazar en España, y aclaró que de este modo se contribuye a ahogar a Venezuela. Con ese fin destructivo el gobierno de EEUU ha incitado a la ultraderecha para que se emplee en su persecución en los tribunales estadounidenses. La ultraderecha que salió de Cuba ha contribuido a la elección y sostenimiento de Trump y los suyos, y quiere que se la retribuya con propiedades cubanas. Las empresas de turismo ya han declarado que no son propietarias y que tan sólo gestionan. El término empleado en la Helms Burton para atacar a quien tenga tratos con Cuba es “traficar”, que trafique, un concepto que parece extraído de un lenguaje ajeno a la diplomacia internacional y más próximo al de un cártel de la droga, el término “traficar” es a su vez tan general que ha significado la puerta que el imperio ha abierto a sus más bajos y semejantes ladrones.
La aplicación de las leyes europeas de defensa ante la agresión de la Helms Burton haría que el gobierno de EEUU y sus empresas, como Coca Cola, Exxon, Texaco, Colgate, … fuesen puestos ante la Organización Mundial de Comercio y su jurisdicción, y encontrarse de frente con la obligación de pagar los daños causados. ¿El régimen trumpista cree que no va a tener respuesta en el Derecho Internacional y en la ley de la UE? España, o el Estado español, como miembro de la UE puede y debe acogerse a las leyes europeas de protección ante semejante acoso, y pedir que las leyes se apliquen a quien le ataca.
El peligro para el sector turístico español depende de los factores de intervención política del gobierno.