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Posición del Frente Antiimperialista Internacionalista sobre la OTAN y las bases norteamericanas en España

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POSICIÓN DEL FAI SOBRE LA OTAN Y LAS BASES NORTEAMERICANAS EN ESPAÑA

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La OTAN es hoy la única alianza político militar que existe en el planeta y celebrara los días 29 y 30 de junio su XXXII cumbre en Madrid. Cada una de las cumbres anteriores ha estado marcada por un aumento de su carácter belicista, al servicio de los estados más poderosos, del interés de las elites que dominan el mundo.

Sin embargo no todas las cumbres han tenido la misma transcendencia: en 1997 se aprobó el ingreso de países del antiguo bloque socialista y se sentaron las bases del ataque a Yugoeslavia en 1999. En 2010 se respondió a la crisis mundial de 2007-2008 con la aprobación del “Concepto Estrategico” que sigue vigente hoy día y que se renovará en esta cumbre de 2022 marcada por el anunciado “Gran Reseteo”, la respuesta a la actual crisis, que alterará profundamente nuestras condiciones de vida.

Para el Estado Español tendrá una especial transcendencia: en 2022 hay que renovar el convenio militar con EEUU sobre sus bases en este territorio, sobre las que mantiene plena soberanía. A nuestra importancia geoestratégica hay que añadir nuestra doble dependencia a los EEUU y a la OTAN, de la que ese país tiene estatutariamente el mando supremo.

Comprender el significado de esta cumbre requiere comprender el papel de la OTAN en este sistema a la vez que la coyuntura por la que estamos transitando.

No podemos alcanzar a conocer a la OTAN por sus discursos, sino por sus actos. Sus discursos están marcados por un supuesto carácter benefactor, que defiende los derechos humanos, la libertad, la democracia y sobre todo, que garantiza nuestra seguridad.

Sus actos y su historia hablan de otra cosa. Fundada esencialmente por potencias coloniales, Imperio Británico, Francia, Países Bajos, Bélgica, Portugal y por supuesto los EEUU, tenía como objetivo someter a su antagonista: la URSS.

Winston Churchill propuso en 1945 la operación “Unthinkable” (Impensable) para invadir y someter a la URSS, “Imponer a Rusia la voluntad de EEUU y del Imperio Británico”. El plan, que supondría la tercera guerra mundial no se llevó a cabo, pero en 1947, el presidente de EEUU, H. Truman, declaro a la Unión Soviética, Rusia en el lenguaje oficial, enemigo del “mundo libre”, iniciando la Guerra Fría. Dos años más tarde se fundaría la OTAN.

El carácter ofensivo y no defensivo quedo marcado desde su fundación y la inclusión de Portugal, como miembro fundador cuando era en ese momento la dictadura más longeva de Europa, da una idea de cómo se defiende la democracia en esa organización; más adelante mantendría como miembros a Grecia y Turquía, dictaduras militares durante varios años.

Otro aspecto a destacar es su carácter expansionista; desde su fundación no ha cesado de expandirse por todo el mundo, sus 12 miembros fundadores ha pasado a 30, el 90% de la población europea vive en países de la OTAN, (por supuesto, sin contar a la Federación Rusa) y cuenta con 40 países más, vinculados con diferentes tipos de alianzas.

El Pacto de Varsovia fue creado por el bloque socialista en 1955 para hacer frente a la expansión de la OTAN hacia sus fronteras cuando la República Federal Alemana se incorporó a la Alianza. La disolución del Pacto de Varsovia en 1991 ofreció la mayor oportunidad para desarmar el mundo, pero occidente consideró que era la mejor oportunidad para dominarlo, aceleró su expansión, integró a los países del este europeo y eliminó obstáculos, comenzando por la destrucción y fragmentación de Yugoeslavia.

No solo su carácter expansionista; también el belicismo se disparó fuera del entorno euroatlántico: Afganistán, Libia y la participación de miembros de la OTAN en Irak así lo atestiguan. Guerras de devastación, con centenares de miles de víctimas, la mayor parte civiles, destrucción de infraestructuras básicas para la supervivencia, destrucción del estado, caotización que impide la recuperación y facilita el saqueo de sus recursos. Hechos constatados que permiten comprender la naturaleza destructiva y depredadora de esta organización, cuyo objetivo para los que detentan el poder sobre ella es ejercer un dominio que les permitan obtener recursos a bajo costo, asegurar un comercio desregulado, el control del tránsito internacional y sobre todo, asegurar la perpetuación de este dominio.

La OTAN es necesaria en la lógica imperialista para asegurar los procesos de acumulación, como también lo es al interior del imperio; por una parte asegurando que no será cuestionada y por otra, como elemento esencial de la economía.

El presidente italiano Giulio Andreotti, saco a la luz la existencia de ejércitos secretos de la OTAN que en Italia se denominaron Red Gladio, pero que se extendían por toda Europa y a los que entrenaba la Alianza. Vinculados a la extrema derecha, “ponían Orden” en la sociedad mediante todo tipo de acciones, incluidos atentados terroristas, el más famoso el de la estación de Bolonia, para impedir el acceso al poder del Partido Comunista italiano.

La OTAN es pieza esencia del complejo militar industrial que se extiende por todo el mundo: industrias de armamento, municiones, tecnología investigación, combustible, personal, transporte, suministros, ejércitos mercenarios, operaciones encubiertas y cubriéndolo todo, el mundo financiero. El complejo militar-industrial supone el mayor flujo económico desde lo público hacia lo privado, y no solo es dinero lo que se mueve, son influencias que contaminan el sistema público y que generan una enorme dependencia de los intereses privados, todo ello en manos de grandes corporaciones. Esta situación ya fue denunciada por el presidente de EEUU D. Eisenhower en 1961: ”debemos estar alerta contra influencias indebidas, sean buscadas o no, del complejo militar industrial”, “nunca debemos permitir que el peso de esa combinación ponga en peligro nuestras libertades ni nuestro proceso democrático”; y desde entonces, esa “combinación” ha crecido exponencialmente.

También existen vulneraciones del derecho internacional, de la carta de NNUU, de los derechos humanos y de las propias leyes de los estados miembros, empezando por los EEUU, cuya constitución prohíbe las alianzas militares en tiempos de paz. Para integrarse en la OTAN se tuvo que “crear” la resolución 239 para burlar su constitución.

La vulneración sistemática de los principios que dice defender se intenta ocultar por medio de una masiva y permanente propaganda que convierte a sus víctimas en criminales. Esa tarea no recae solo en los medios de comunicación; es el complejo comunicacional que integra la clase política, la academia, la ciencia, los medios de comunicación y más recientemente las redes sociales, un conglomerado que difunde el mismo discurso desde múltiples ámbitos asegurando así su credibilidad. El caso de Julián Assange muestra de lo que son capaces si alguien se salta la norma. Se criminaliza, acusando de los peores crímenes, deslegitimando dirigentes e instituciones, mintiendo y engañando, pero también llevando a cabo acciones de falsa bandera y socavando la estabilidad para crear un frente interno que colabore en la criminalización.

La coyuntura actual es uno de los factores principales en esta cumbre. En octubre de 2018 dio comienzo una nueva crisis, continuidad de la de 2007-2008, pero esta vez no se podía repetir la respuesta. El capitalismo había agotado la respuesta neoliberal para paliar la caída de la tasa de ganancia y además ahora existen nuevos retos.

Durante 2019 se anunció la necesidad de abordar reformas estructurales y sistémicas a largo plazo, medio ambiente y digitalización serían los nuevos paradigmas, el cambio científico- técnico el camino, el Gran Reseteo y la 4ª revolución industrial las consignas. Todo esto en medio de un evidente declinar de la hegemonía estadounidense y la emergencia de nuevas potencias, que occidente ha pasado a considerar sus nuevos enemigos mediante los correspondientes procesos de criminalización.

Tal y como se recoge en la pasada cumbre de 2021 en Bruselas, el principal reto actual de la OTAN es la unidad y la coherencia. La OTAN no ha estado exenta de tensiones internas; a principios de 1980 la instalación de misiles nucleares de alcance medio en Europa provocó la crisis de los euromisiles, enormes movilizaciones que se produjeron en toda Europa central, haciendo caer el gobierno alemán en 1982. A la actual debilidad europea (fracaso de la constitución europea, Brexit, disidencia de Polonia y Hungria, escepticismo italiano…), hay que añadir que Europa occidental necesita el gas de la Federación Rusa y que todos sus países comercian con China, situación que se extiende por todo el mundo.

La cumbre de la OTAN en 2022 tiene que responder a estos cambios y tal y como se estableció en la de 2021 y se anuncia para el 2022. La respuesta no será el desarme y la conciliación, sino todo lo contrario: más expansión, más y mejor armamento nuclear y espacial, el ciberespacio como ámbito de guerra, el medio ambiente como escusa y el avance tecnológico que asegure su supremacía; en definitiva considerar cualquier ámbito del mundo como un espacio de guerra. El eje que articulará este proceso será un nuevo “concepto estratégico” que se mantendrá hasta 2030.

Podemos considerar que los ejes de la cumbre son: la unidad y la coherencia interna, el tránsito a una nueva fase económica, política y social, la creación de una base social especialmente de jóvenes, el control político ideológico, el aumento de los presupuestos y la definición como enemigos de Rusia y China.

España como anfitrión recibe un reconocimiento a su papel actual y a su compromiso con el futuro de la Alianza e incorpora el tema de la mujer en el ámbito de la OTAN.

Resulta chocante que el sector que más contamina del planeta (más que 140 países de la ONU) reivindique su compromiso con el medio ambiente, a no ser que sea un pretexto para agredir a quienes acusen de no cuidarlo. Tampoco se entiende muy bien la incorporación del tema de género y qué hará por los derechos de la mujer.

La situación del Estado Español es especialmente comprometida. Su situación geoestratégica, la presencia de la OTAN y los enclaves de EEUU en sus bases en nuestro territorio, nos definen como objetivo militar prioritario en caso de conflicto: Nuestro compromiso con los agresores también nos señala y sobre todo, hay que preguntarse con quien tenemos hoy un conflicto, a quien podemos considerar un enemigo, quien nos puede agredir. Somos nosotros los que hemos agredido en Yugoeslavia, Afganistán y Libia, sin que ninguno de esos países nos hubiera amenazado ni supusiera un peligro.

En este momento la conciencia sobre los peligros del belicismo es débil. Las fuerzas armadas son bien vistas, se desconocen los riesgos y la propaganda sobre la seguridad seduce, los gastos militares no se consideran relevantes y la pseudo cultura belicista no representa ningún problema ético o moral. Además, prácticamente la totalidad de la clase política apoya el belicismo, las instituciones también y por supuesto el ejército y los medios de comunicación.

En esas condiciones, enfrentarse al brazo armado de occidente parece imposible, quitarse de encima a los EEUU también. Pero no es imposible denunciar su naturaleza y el verdadero papel que cumplen, poner en cuestión su impunidad, crear conciencia mostrando como son, quienes son. Plantear que los riesgos son otros y que estas organizaciones no los evitan, sino que los crean.

Hay alternativas; asumir que no se agrede, que no se somete en forma alguna, que no se coacciona ni amenaza, que no se saquea, que se respeta la identidad, que lo que se busca es el pleno desarrollo humano en Paz. Una Paz que hay que conquistar y defender con un ejército popular porque es responsabilidad de todos. Es la OTAN y las bases estadounidenses quienes nos arrebatan esa paz, los que nos dicen quienes son nuestros enemigos, los que nos obligan a agredir, los que usan nuestro territorio para imponer sus intereses.

Todo será más fácil cuando se desarrolle una conciencia colectiva de la ignominia de los ejércitos al servicio de las elites y los grandes poderes. Esa conciencia nacerá de una voluntad colectiva, la del pueblo que sufre las consecuencias, la de los pueblos que se unan en la solidaridad internacionalista. Hagamos de la contra cumbre 2022 un espacio de conciencia y unidad internacionalista por la paz y el desarme y contra las guerras de dominación.

24 de noviembre de 2021

Frente Antiimperialista Internacionalista


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