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El comienzo de la histeria.

Occidente había empezado a perder el miedo a Rusia ante el comedimiento con el que ha venido actuando hasta ahora en «el país 404»; se había vuelto completamente insolente y eso le llevó a atacar el puente de Crimea.

La respuesta rusa a ese ataque es un punto de inflexión para todo el mundo. Y lo primero que ya se ve es el comienzo de la histeria en Occidente, que entiende perfectamente que «el país 404», si es que va a quedar algo de él, va a tener que ser restaurado y reparado en infraestructura a su costa. Ya no son solo las armas que ha enviado, y que también están siendo destruidas metódicamente, sino que es todo lo demás.

El ataque de ayer no es más que un aviso porque bastante de lo atacado puede ser reparado con relativa rapidez, lo que no ocurrirá si se vuelve a repetir un ataque de esta envergadura. Por lo tanto, la gran pregunta es si Rusia va a parar o va a continuar, y si esa continuación implica un cambio en los objetivos en el sentido de «ojo por ojo», o sea, golpear infraestructura civil.

Con independencia de ello, Occidente no va a detener la guerra contra Rusia porque está en juego su existencia y su pretensión de continuar con la hegemonía mundial. Pero ahora ya nadie puede llamarse a engaño.

(Publicado en el blog del autor, el 10 de octubre de 2022)

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