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Hostigamiento neofascista en Bolivia

La sinrazón no tiene límites cuando hablamos de los actos cometidos por el neofascismo latinoamericano; en las últimas horas, grupos armados de policías presionan sobre la embajada de México en La Paz Bolivia, la intención es incursionar violentamente en el inmueble y apresar a los nueve ex funcionarios del gobierno de Evo Morales que se encuentran asilados en el territorio diplomático mexicano desde el golpe de Estado, la agresión viola todo tratado internacional y convención, es un acto de total desfachatez, el gobierno de facto de Jeanine Añez cínicamente argumenta que sus actos son para proteger la embajada pues asegura tener información “creíble” que demuestra la intención de movimientos sociales y grupos indígenas de atacar la sede diplomática, una mentira más para el collar que ya cuelga de los golpistas, la represión en Bolivia no ha cesado, se incrementa y se convierte en un completo estado de terror, pues ya no únicamente se asesina en el contexto de las movilizaciones de protesta, sino que ahora la represión y encarcelamientos son efectuados con una sistemática persecución, el asedio y hostigamiento sobre el personal de la embajada mexicana es muestra del nivel irracional del neofascismo.

El gobierno de México mediante un comunicado ha exigido que se cumplan por parte del gobierno golpista de Bolivia las obligaciones internacionales y se garantice “la inviolabilidad de las misiones diplomáticas” y cese “la política de hostigamiento y amedrentamiento”, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México enfatiza en el documento la presión ejercida por los injuriosos “contra el personal acreditado y contra las personas que se encuentran bajo la protección del Estado mexicano”. El asilo que brinda México a los exfuncionarios bolivianos está enmarcado en el ejercicio su soberanía y en congruencia con su política exterior, cualquier agresión es un atentando contra la soberanía y una abierta provocación para desestabilizar las relaciones entre naciones, generar conflictos regionales que desarticulen la integración latinoamericana en resistencia contra la política imperialista estadounidense y neocolonial. México no reconoce a la golpista Jeanine Añez como presidenta del Estado Plurinacional de Bolivia y ha solicitado desde el inicio del asilo los salvoconductos correspondientes para los exfuncionarios bolivianos, pero la cerrazón y el deseo de venganza de los neofascistas no les permite respetar lo que es un derecho de todo ciudadano conforme a los acuerdos internacionales, su deseo es en particular, apresar al exministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana; al exministro de la Defensa, Javier Zavaleta, al exministro de Justicia, Héctor Arce y a la exministro de Cultura, Wilma Alanoca, algunos de estos exfuncionarios han sido denunciados ante la Fiscalía de La Paz acusados ridículamente de sedición y terrorismo, mismo cargos que pretenden imputare a Evo Morales, una perla más para el collar de injusticias, violaciones de derechos humanos, asesinatos y demás delitos que pesa sobre los golpistas neofascistas de Bolivia.

Los precursores del golpe de Estado pretenden dar el paso final ejecutando acciones propias de los gobiernos legítimamente instaurados, la campaña de agresiones contra la embajada mexicana no se suscribe únicamente al deseo de venganza contra los exfuncionarios de Evo Morales, es también una forma de continuar con la expansión injerencista del imperialismo, cuyos mandatos obedecen al pie de la letra los golpistas en Bolivia, la pretensión de conflictos regionales es una estrategia vieja que se ha reutilizado hasta el cansancio en este año 2019 contra la República Bolivariana de Venezuela, quien dicho de paso ha denunciado una nueva intención desestabilizadora con el ataque a uno de su cuarteles; el juego neofascista está suscrito a la expansión geopolítica del imperialismo, México asumirá la presidencia de la CELAC, único organismo internacional que aglutina a toda América Latino y que no incluye a los Estados Unidos y Canadá, la desestabilización diplomática pretende mermar también la influencia del gobierno mexicano en asuntos de política latinoamericana, un lugar central que ha retomado desde el inicio del mandato de Andrés Manuel López Obrador, justamente en días pasados, los golpistas han anunciado la salida de Bolivia de la CELAC, no será nada raro ver que otros gobiernos lacayos al imperialismo emprendan en mismo camino con pretextos absurdos.

La agresión a la embajada mexicana en Bolivia debe acabar, la soberanía de México y sus derechos internacionales son ejemplo y garantía del compromiso por el bienestar latinoamericano, las voces internacionales han de acompañar el reclamo de justicia para Bolivia, el fin del gobierno de facto y el restablecimiento del orden constitucional, así como, el cese de la represión. Unidos e integrados los pueblos latinoamericanos darán luz a los senderemos venideros emancipados.

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