La biblia estratégica de los EEUU (III)
Trump medita sobre América Latina
Los dossiers de Chile, Bolivia
Yo, Donald Trump:
>> Yo, Donald Trump, Presidente de los Estados Unidos, reflexiono más en los sueños que en la realidad. La verdad es que en la frontera del duerme-vela confundo ambos estados -el escenario real en el que he vivido siempre y el ensueño en el que me coloco para saborear mis glorias como Presidente de los EEUU-.
>>Hace días que me ponen sobre la mesa de trabajo: un raro mamotreto lleno de pantallas, archivos informáticos, cajones y varias carpetas coloreadas guardadas bajo llave o código; unos cuantos dossiers de lectura rápida y respuesta o acción aconsejada.
>>En esa mesa de trabajo: un gigantesco sofá; leo, o sueño, algunas de las reflexiones que me aportan mis asesores más fieles con la vaga esperanza de que las haga mías. La verdad es que si me parecen buenas las firmo y, si no es así, las paso por la trituradora con la ayuda de algún infante de marina de los que no tienen oídos, ni ojos, pero están educados para matar y, en este caso, para convertir documentos en churritos indescifrables y quemarlos después de manera casi ecológica.
>>Personalmente me gustan los archivos en papel, con sus sellos coloreados, y sus pastas duras, que señalan su grado de confidencialidad y me demuestran, sin lugar a dudas, que estoy en el centro del mundo y que millones de personas dependen de mi voluntad, son vapuleados por mis berrinches o, en su caso, son cremadas por mis misiles estratégicos. Para tener esa imperial posibilidad me he negado a negociar y reducir todos los arsenales nucleares, pero de esa historia lo haré público en otra reflexión.
>>Alguno de mis familiares o de mis amigos, sean o no asesores, los más atrevidos me insinúan o me gritan -cuando los provoco para que revienten-, y se atreven a darme una respuesta encolerizada en la que, en ocasiones, me dicen que actúo como un niño mal criado. No es así. Además de soñarlo, lo pienso y hago los cálculos correspondientes. Últimamente, los resultados son desoladores. No gano nada más que las batallas menores.
>>Sé que algunos ignorantes o gente que se pasa de lista para adquirir cierta notoriedad le llaman a mi despacho sillón del psiquiatra con diván para el paciente. También le llaman mesa de operaciones para mis golpes de twitter, o, incluso, la esquina de las broncas. En todo ese conglomerado privado-público, de presiones de lobbys y opiniones de amiguetes, decido la suerte del mundo o tiemblo por mi propia suerte.
Los dossiers que se repiten
>>Los dossiers con lazitos de colores se repiten mucho, aunque les haya colocado la nota de “leído”. Las notas extraoficiales me excitan más. Las leo en presencia de los autores y las comentamos. Se repiten también una y otra vez. Dudamos porque los asuntos del Imperio no siempre, por no decir casi nunca, están saliendo bien. Me doy cuenta de la repetición de los informes escritos porque al día siguiente y al otro y al otro, vuelven a aparecer encima del pequeño montón de los ya subrayados. Es como si me estuviesen diciendo: ¡Donald, éste es importante! ¡Donald, éste es importante! Pero la importancia la determino yo.
>>Los asesores más fieles han cambiado un poco desde que algunos perdieron la cabeza y otros se pasaron de la raya de los más duros; El más asiduo es Mike Pompeo que cuando salgo del sueño o la pesadilla me lo encuentro en la pantalla con el teléfono en la mano. No para, Pompeo; y afina bien entre la amenaza y la declaración diplomática, con sonrisa y todo.
Los aguafiestas y los torturadores jubilados
>>También aparece por allí, de vez en cuando, John Bolton, con su cara cadavérica de aguafiestas (al que he metido en el armario de los invisibles que me enseñan trucos de vez en cuando), que me da pena; y el pobre Abrams que parece un torturador jubilado que ha perdido su oficio y todavía se relame de gusto con sus recuerdos, pensando en los sitios en los que pueden reactivarse en cualquier momento. Tal vez en Bolivia o Chile.
Todos ellos son mis amigos y permanecen por aquí cerca, en la Casa Blanca a la que algunos llaman la Casa Negra. Acuden a mis sueños de grandeza y ante la posibilidad de medidas feroces.
<<Entre ellos y yo, bajo la atención sonriente de Pompeo y la complacencia de Gina Haspel, hemos decidido aplicar a Bolivia y a Chile dos “estrategias de campo” muy clásicas, aunque desde un punto de vista diferente. A la de Bolivia le llamamos la “estrategia del golpe gradual” o la “estrategia de la violencia y el terror selectivo”. La primera la entienden todos; la segunda solo los “operativos”. A la de Chile le llamamos “estrategia de mantenimiento” o “estrategia del “golpe preventivo”.
>>Las dos deben tener el mismo final, pero caminos distintos. Ambas deben aparecer como antiterroristas. Esto es vital para la creación de una opinión pública internacional y dentro de los EEUU. A la de Bolivia le llamamos “estrategia de recuperación democrática”; a la que ya estamos empleando en Chile le llamamos “estrategia de transición ordenada hacia una democracia plena”. Los estudiosos a largo plazo le llaman “transición a la española”.
Las estrategias de golpe clásico en Bolivia y Chile
>>En Bolivia combatiremos las nacionalizaciones en nombre de la libertad y el estado plurinacional en nombre de la globalización cultural según el “modo de vida norteamericano” o la “economía del bienestar”. Solemos sonrojarnos un poco cuando hablamos de eso y nuestros funcionarios que trabajan in situ (aprender un poco de latín nunca viene mal), nos recuerdan con fruición neoliberal los “cerros” de Caracas, las “favelas” de Brasil o los “pueblos nuevos” del Perú; por no hablar de las barracas de Chile en los “barrios bajos”; o de las “comunas” periféricas y los barrios pobres, en donde viven los “collas”, en Bolivia. Me dan miedo, ardor racista y unos deseos insoportables de irme al masaje y a la ducha en el fondo de mi Casa Negra.
>>El golpe “cívico-policial-militar” va creciendo, con componentes de saqueo, privatizaciones, maltrato de políticos, simpatizantes o votantes de la antigua administración, privatizaciones a la fuerza, entrega de recursos minerales e inversiones a los EEUU; con la repatriación debida de materias primas, autovías, transportes, corporaciones eléctricas, gasíferas, etc. a nuestras compañías. Algunas cosas son de la rapidez del puñetazo o la tea incendiario y otras, otras un poco más lentas. De momento ya hemos descalabrado el crecimiento de este país tan pobre pero tan rico para los Estados Unidos.
>>El FMI y el BM se encargarán, rápidamente, de endeudar al estado boliviano; la oligarquía se encargará de la desaparición del estado plurinacional y de la cultura. La Biblia, que enarbolaba la feroz Jeanine Áñez, en interpretación católica sirve muy bien para desculturalizar a la “indiada”, para acusarlos de fraude y para desalojarlos de los cargos públicos en el parlamento y el Senado; las alcaldías y demás cargos electivos.
>>En el golpe “cívico-militar-empresarial” y anti-indio nosotros hemos puesto varias cosas: adiestramiento y financiación de los “comités cívicos” como grupos de choque fascistas; planificación detallada de sus acciones vandálicas pero controladas; realización de actos de violencia ejemplares, siembra del terror; pasividad policial; y financiación y planificación de la intervención de las FAB para “evitar la guerra”. Las Fuerzas Armadas que habían sido modernizadas por Evo Morales necesitaban una coartada. La tuvieron una vez que se había producido el desborde policial por la reacción popular contra el golpe.
Nuestra buena coordinación
>>No canso de repetirme que la coordinación fue perfecta: varias decenas de muertos, algunas centenas de heridos, las imágenes de las mujeres indias arrastradas y rapadas, la humillación general del pueblo boliviano, el encarcelamiento de todos los líderes populares necesarios para sembrar el terror. Sin embargo ha habido errores graves que aunque puedan conducir a una victoria rápida y soportable para la imagen mundial de los Estados Unidos pueden hacerlo hacia una segunda vuelta en la rebelión de las clases más pobres y de los indios en Bolivia.
Gente de otros tiempos
>>Vuelvo ahora a mis fanáticos amigos en el Salón Oval de la Casa Blanca. Es gente de otros tiempos que me tratan como emperador a tiempo parcial, tal vez el mejor que han tenido los Estados Unidos. Pasean por la Casa Blanca en las meditaciones, en los sueños y en la realidad. Son amigos fieles y se dejan ver de vez en cuando. Son ellos los que mantienen en primera línea los archivos que consideramos estratégicos. En América Latina y en el resto del mundo.
>>Como venía diciendo en este duerme vela, los dossiers se repiten aunque los más urgentes o más inmediatos ocupan un montón diferente. Entre los más estratégicos están siempre los de las batallas no terminadas, inciertas. En esas fronteras de lo incierto también hay urgencias. Se lo he demostrado hace apenas unos días a mis obedientes asesores con un twiteo sobre la media indígena que medio se tiñe de rubia, y a la que he reconocido como presidenta de Bolivia: Jeanine Áñez. Un personaje fuera de lugar a la que colocamos en el lugar del miedo.
El lugar de los Estados Unidos
>>Así, con la teoría muy nuestra de “la zanahoria y el palo” les demuestro a todos que la facultad más importante del Imperio es la de hacer de la incertidumbre y las medias tintas un camino hacia el éxito y el triunfo. Es una manera graciosa de decir a propios y extraños que podemos cometer errores pero nunca nos equivocamos.
>>También es –se lo dice Donald Trump I -, un instrumento de propaganda si se maneja con eficacia. Yo he conseguido lanzar a la calle al Ku Klux Klan para controlar a los negros indignados por el “gatillo fácil” y, de paso, declararles la guerra a los inmigrantes latinos; ambas cosas mientras discurseaba sobre la defensa de los Derechos Humanos contra los enemigos de América. El lema del discurso: “Hacer a América grande otra vez” o “Mantener a América grande” tiene un eco profundo, eminentemente imperialista, muy norteamericano.
>>Ese lugar de Estados Unidos es el que marcaba, como orden divina, el “destino manifiesto” y el “América para los americanos”. La tarea es dura, siempre lo ha sido para nuestros progenitores. El diccionario de las intervenciones militares de los yanquis en esa América, que en Bolivia tiene como valor prioritario el litio y en Chile el cobre, es interminable.
Cuatro u ocho años de poder imperial casi absoluto
>>YO SOY como cuatro u ocho años de poder imperial absoluto (si resulto reelegido), sobre todo el orbe. Nada menos. Colocarán mi efigie en nuestro Valle de los Reyes.
Se me antoja (y lo veo en cuatro dimensiones en los sueños de borrachera controlada), que es como trocear en porciones el poder de determinados emperadores romanos y juntar las porciones de cada uno de ellos para condensarlos en el que tengo yo: Donald Trump I, el mejor y más temido emperador de los EEUU.
>>No sé si he conseguido expresar con claridad el contenido de este sueño que lo tiene todo, en esta meditación tan profunda como el mismo sueño. La vida son sueños eróticos, de poder propio y de sangre ajena. Eso es “Hacer América Grande otra vez”.
>>Juego con esa idea eligiendo a varios de ellos -me refiero a los emperadores romanos- que saborearon el poder absoluto durante distintos períodos de tiempo. Me gusta seleccionarlos en paquetes intercambiables en los que coloco a aquellos que han tenido suertes muy variadas. Es uno de mis juegos estratégicos preferidos en las largas meditaciones relajadas que se repiten después en mis sueños.
El grano de arena de mis generales
>>En estos juegos he elegido –con ayuda de mis generales- a Augusto, Claudio, Vespasiano, Trajano, Marco Aurelio, Constantino y algunos más. Con ello nada importante de aquella Roma imperial se queda fuera aunque, siento explosiones de cólera adicionales como Calígula, cuando pienso en los errores garrafales de alguno de mis planificadores en América Latina o en las sucesivas conspiraciones que traman contra mí los miembros del partido demócrata.
>>Entre los errores garrafales me refiero, sobre todo, a las de mis cónsules y procónsules que lo estropean todo, fundamentalmente los generales que esperan terminar su vida como Presidentes de los Estados Unidos, el Imperio más grande de la Historia.
De mis Meditaciones a las Reflexiones de Fidel Castro
>>De los embajadores y, como tales, Jefes de las estaciones de la CIA prefiero no hablar. A mis juegos de meditaciones les llamo así: “Meditaciones”, para que a nadie le recuerde las “Reflexiones” de Fidel Castro. Podrían compararlas y tengo que reconocer que las mías, las de Donald Trump, saldrían muy mal paradas en la moral de miles de millones de seres humanos. Seres humanos que a mí me importan muy poco. Fidel Castro era el grande de los pobres y los explotados. Yo lo soy de los empresarios, de los industriales y de los grandes de las finanzas. Cada cual en su sitio. Cada cual en la historia.
>>Colocadas como contraste de las mías, las Reflexiones de Fidel Castro o los discursos de Chaves demostrarían el radical egoísmo natural en el que me muevo y se mueven las élites de EEUU, de los países de “Occidente”: los que han triunfado en la vida, los hombres “honrados”, en suma.
>>Demostraría también la irrealidad y, al mismo tiempo, la eficacia de mi propaganda para una mayoría de necios que no saben nada del país en él que viven. Me refiero a mis compatriotas. Cuanto más utópico resulte Fidel, más egoísta implacable e inhumano voy a ser yo. Él, Fidel, convoca a la humanidad. Yo, al éxito, que para mí, es prueba de divinidad y, al mismo tiempo, de Imperio.
Mi bosque de Birnam
>>Presumo que al final “se moverán los árboles de todos los bosques del mundo”, aunque dejemos pocos al ritmo que llevamos. Entonces perderé la guerra y la vida (política), como Macbeth el trono y la suya real cuando vio moverse el bosque de Birnam. Mi vida de actor me llevó a estudiar un poco de teatro y aprendí muchas cosas.
>>Aunque muchos periodistas y divulgadores necios piensan que soy un ignorante lo cierto que cada día intento aprender una cosa, aunque siempre vuelvo a mis principios de éxito financiero y de arrogancia política. No en vano quiero ser el Primero entre los Primeros del Más grande Imperio del Mundo.
>>Con frecuencia tengo la vanidad de haber comprendido muy bien las ideas básicas de Joseph Goebbels. Pocas mentiras, muchas veces repetidas, se convierten en verdades. La cierto es que yo tengo una tecnología enormemente superior y puedo mentir más y repetir la mentira más rápido que el ministro de Propaganda del III Reich. Gozo con los twists que envío sin problemas: los replican un equipo de funcionarios y de máquinas de alta tecnología y, por supuesto, todos los medios de comunicación del mundo. Jamás lo hubiese imaginado el bueno de Goebbels. Con mis medios hubiese mantenido el imperio de Hitler, con el que simpatizo claramente en mis sueños.
>>En ellos descargo, sin disimulo alguno, la ira y el odio contra todo aquello que no sea el capitalismo más duro. Con frecuencia soy brutal, porque sé que eso es compartido por mi pequeña élite capitalista, que tiene el mismo terror que yo en caerse de la cúpula de la puntiaguda pirámide social. Seríamos pateados durante la caída.
El Kaliman Boliviano
>> Pensando en los errores graves de mis funcionarios ¿Qué decir del que compró por 1 millón de dólares a un jefe militar de la máxima categoría en Bolivia, el jefe del Mando Militar de las Fuerzas Armadas, Williams Kaliman? El necio de la CIA no pensó en el nivel de humillación que tal acto causaría en algunos militares bolivianos y en buena parte de un pueblo que no puede soportar a una élite semifeudal que no los adula como yo, sino que los desprecia.
>>A los demás altos mandos militares de menor graduación les dimos la insignificancia de 500.000 dólares. Kaliman, se fue con tan pobre premio por vender su propio país, Bolivia, a un estado extranjero. En realidad todavía no sé cómo entender ese hecho definitivo. Tal vez Kaliman se escapó de la quema y de los enfrentamientos que van a tener los conjurados que dieron el golpe con su propio pueblo. Tal tal vez el golpe, todavía confuso, no tenga finalmente un resultado tal claro como el que me ha dicho la directora de la CIA, una criminal de mucho cuidado. Tiemblo con esa posibilidad.
Bolivia: un golpe de camino trazado y represión con cuentagotas
>>No soy un estratega pero sí soy un hombre cruel, bajo una campechanía despreciativa. Estoy arriba y estar arriba es una posición permanente si uno no está dispuesto a ceder ni a compartir. También me considero un hombre leal a sus amigos y manipulador de los sentimientos nacionales; de amor a la patria. Un hombre que responde a ese sagrado lema: “Conseguir que Estados Unidos vuelva a ser grande de nuevo” y, claro está, al amor a si mismo.
>>Me gusta mirar desde la cima de uno de mis rascacielos: esa es la situación que me hace feliz. El hombre más poderoso del país más poderoso del mundo. Desde ahí, veo, siento, me relaciono, me enfrento, amenazo. Me enorgullezco de representar debidamente a los Estados Unidos. Para ello ordenaré matar y haré desaparecer a países enteros con una frialdad absoluta. Pero soy cuidadoso. He sido educado como hombre de negocios y sé que los negocios pueden venirse abajo. En mi situación no puedo perder.
>>Bolivia es un país de indios que pertenece a la prehistoria y está en el silencio. En nuestro porque Dios -que me ha dado y justificado la soberbia con la que vivo-, que me ha hecho estadounidense, lo ha decidido así.
>>En Bolivia, mientras nuestros militares hablan de estrategias de alta generación, según los niveles de armamento, según la tecnología empleada yo he vuelto a ras de suelo. Hemos hecho un golpe casi subterráneo, casi silencioso. Un golpe paso a paso, con violencia medida.
>>A los cabecillas de los pequeños grupos armados les pusimos el nombre de “cívicos” y les hemos permitido el saqueo de propiedades, es decir, el expolio. Las mismas migajas, políticas o económicas hemos repartido entre los grandes propietarios terratenientes y exportadores; y los industriales subordinados a nuestro diseño de golpe. Nosotros, nos hemos quedado con la joya de la corona: la creciente infraestructura básica, eléctrica, gasística y los yacimientos mineros y; sobre todo: el litio. El litio es ya nuestro futuro.
Evo Morales
>>Además les hemos dejado a nuestros cómplices en Bolivia la destrucción del estado plurinacional que era un proyecto nuevo en el continente capaz de irradiar un ejemplo de terribles consecuencias. ¡Hermano Evo! ¡Hermanos y Hermanas! ¡Qué espanto, ese solidario y fraternal medio para comunicarse!
>>Aquí, en Estados Unidos, todos sabemos confraternizar y guardar las distancias, además nadie olvida que la capacidad para relacionarse viene dada por los millones de dólares con los que cuenta cada individuo o es capaz de movilizar en bolsa. Evo Morales pretendía establecer derechos básicos y gratuitos, a la educación, a la vivienda, a la salud, a la participación política. Su objetivo era reducir la pobreza extrema, la pobreza, el analfabetismo, incorporar al indígena al conjunto social, político, económico y cultural, del país.
>>Tengo que reconocer que lo consiguió aunque al final perdió la última batalla por exceso de confianza. Tal vez por ese exceso de bonhomía que lo volvió demasiado ingenuo para enfrentarse con los Estados Unidos en los tiempos en los que yo, Donald Trump I, ejerzo como Emperador del mundo. No supo defenderse. Confió en que su éxito económico le convertía en invulnerable cuando era justamente al revés.
>>Quería sacar a sus pueblos de la pobreza y la extrema pobreza. Devolverles la dignidad a los indios. ¿Quién puede crear riqueza sin opulencia, sin una enorme desigualdad? ¿Acaso los EEUU pueden ser obligados a comerciar en condiciones de respeto mutuo, o en condiciones de solidaridad, tal como dice el Alba? ¿Acaso los bolivianos no entienden nada del proceso de acumulación capitalista y sus leyes? Aprenderán ahora.
En Venezuela las cosas no nos van por el camino previsto
>>Nosotros hemos hecho siempre lo mismo, con desprecio absoluto por todas las leyes locales. Lo mismo ocurrió en Venezuela con el “pobrecito Guaidó”, al que le di su versión más popular porque resultaba conveniente.
Lo “autonombré”, le di dólares y él, claro, estuvo de acuerdo. Siguió el guión y nosotros creímos que le estaban temblando las bases populares a Nicolás Maduro. Calculamos mal y el pueblo ha incorporado a las excelentes fuerzas armadas bolivarianas una enorme milicia perfectamente armada.
>>A su modelo de “guerra de todo el pueblo”, yo les he respondido con él de “guerra de todos los mercenarios”. Supongo que no hay nada que hacer por el camino previsto.
>>Les hice ver, no obstante, quien manda en el amplio espacio global y extra espacial y ahí está el asalto a embajadas de Venezuela, el nombramiento de un Mando Espacial y las agresiones constantes a Venezuela.
Volviendo al ingenuo Evo
>>He leído varias entrevistas que le han hecho al expresidente de Bolivia, Evo Morales. Él, por su ingenuidad, ha proporcionado -involuntariamente, por supuesto- la mayor ayuda al golpe lento que hemos realizado. “El aymara” sabía que el golpe se estaba realizando pero se había quedado sin armas y sin argumentos. En nuestra primera y larga fase de denuncia del fraude electoral, desde mucho antes de que las elecciones tuvieran lugar, Evo recurrió a su peor enemigo, la OEA; nada menos que nuestro “Ministerio de las Colonias” como lo había rebautizado con razón, Fidel Castro.
>>Al cubano, aunque lo odio con todas mis fuerzas, lo denomino para mis adentros gran valedor de la soberanía y la independencia de América Latina. Todo lo que detestan las elites en Estados Unidos. Sin embargo, Yo, el Emperador, no puedo caer en el desprecio al enemigo. Sé que sería letal.
>>Para mayor error, la OEA es el organismo a través del cual nosotros estamos intentando demoler la gigantesca obra de Hugo Chaves, hueso duro en estos momentos porque alcanza a todo el continente al sur del Río Bravo. Chaves y Maduro, siguiendo a Fidel Castro, han puesto en marcha una estrategia de defensa: “guerra de todo un pueblo” que nos ha traído siempre dolores de cabeza insoportables. Venezuela se ha convertido en un fortín invulnerable, con alianzas externas que se extienden a la defensa. Su armamento de origen ruso y chino puede defender al país y llevar la guerra a los propios EEUU, después de destruir a nuestros dos grupos de portaviones dependientes del Mando Sur y de la IV Flota.
>>Si la guerra sigue por ese lado, Colombia verá destruidas sus Fuerzas Armadas y sus grupos paramilitares. La revolución entrará en esa tierra que dicen que traicionó a Bolívar. Si eso va por ahí, los EEUU perderán la invulnerabilidad de su territorio. En ese caso, la locura colectiva llegará a nuestras élites que tendrán que pedir la paz.
>>Volviendo al ingenuo Evo, él mismo le ha dado la razón al general Kaliman al utilizar ambos el mismo argumento para que el entonces presidente Evo abandonase su puesto: “evitar la guerra civil en Bolivia”.
>>En estos momentos Evo está siguiendo el guión de la presidenta “autonombrada”, la Tal Áñez. Acepta las elecciones y, por lo tanto, su calidad de expresidente con todo lo que conlleva eso. Ahora ha aceptado no ser candidato para dirigir la campaña del MAS desde Argentina. Por otro lado, Evo se ha mostrado en los últimos tiempos como un hombre sorprendido y superado por los acontecimientos. Le iremos arrinconando poco a poco sin crear mucho revuelo.
>>Tal vez la respuesta del pueblo sea más incierta y no logremos los objetivos preparados con tanto tiempo. Tal vez la lucha continúe en Bolivia y la situación empeore en Chile.
En ese caso “todos los árboles de todos los bosques, marcharán sobre Washington” y yo perderé mi trono imperial.