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La Ministra de Defensa… de Ucrania. Manuel Pardo

La Ministra de Defensa, Margarita Robles, se ha desplazado a la Academia de Infantería de Toledo para homenajear a los civiles y militares ucranianos muertos desde el inicio de la Operación Militar Especial rusa (Robles a los ucranianos que se entrenan en Toledo: «Vuestra causa es la de todos los españoles». SER 100, 24 de febrero de 2024). En compañía del embajador ucraniano y del contingente que se encuentra en periodo de formación en España, la ministra no ha escatimado elogios al papel que, supuestamente, cumplen las fuerzas armadas ucranianas en defensa de la democracia y la libertad.

La primera cuestión a plantear sería: ¿por qué un homenaje a los muertos de Ucrania y no a los Rusos?¿Es que somos un país beligerante, de manera que los muertos de uno de los bandos no merecen la mínima compasión? Conviene que nos aclaren esto, porque no acabo de entender cuál es la razón profunda para que tengamos que mostrar semejante hostilidad contra un país que nunca ha mostrado la menor intención de atacarnos.

Ya sabemos (y ya se ocupan de recordárnoslo con mayor insistencia cada vez) que debemos prepararnos para la guerra. Pero la ministra sabe muy bien que la mera idea de que Rusia pretenda lanzar una ofensiva para conquistar Europa es absolutamente risible. Lo saben tan bien, ella y sus amos, que llevan una década hostigando y provocando a Rusia, a ver si de una vez pierde la paciencia y comete una tontería que justifique una ofensiva total de la OTAN.

Naturalmente, nadie quiere eso, por el riesgo inherente de desencadenar una guerra nuclear de exterminio de la humanidad. Esa es la razón por la que han escogido a Ucrania, un país grande, potente, con una clase dirigente reconocida por sus niveles de corrupción y que no tiene escrúpulos por rescatar la repugnante memoria ultranacionalista y las prácticas del nazismo para confrontar con Rusia. Y esperaban que una guerra de desgaste, alimentada con ingentes recursos económicos occidentales, de armamento, propaganda, inteligencia, terrorismo, combatientes clandestinos y conducción estratégica de la guerra, doblegaría a una Rusia que fue capaz de liberar al mundo del azote nazi.

Pero cada vez queda más en evidencia la incapacidad de Ucrania para vencer a Rusia. De manera que las cosas se le complican a las élites anglo-sionista-norteamericanas, que siguen subiendo la apuesta sin reparar en gastos; para eso está el pueblo llano europeo, a quien recortan servicios y condiciones de vida, mientras la industria militar, fundamentalmente de los EEUU, exhibe sin pudor los ingentes beneficios que le reporta esta guerra del quiero y no puedo.

Las recientes advertencias de nuestros dirigentes políticos y militares sobre que debemos mentalizarnos acerca de la posibilidad real de una guerra, parecen destinadas a sembrar el miedo en la población, de manera que ésta esté dispuesta a aceptar la militarización de la vida y los recortes de derechos sin rechistar. Obviamente, no van a tener tanta suerte en cuanto pretendan la movilización para una guerra para la que nadie, salvo nuestros dirigentes políticos sumisos, encuentra justificación.

Y lo peor de este juego es el elevado riesgo en que nos están poniendo con tanto tensar la cuerda. Rusia ya ha hecho muy serias advertencias sobre las consecuencias que podría tener una acción ofensiva directamente lanzada desde la OTAN y que la pusiera en riesgo existencial: deberíamos esperar represalias, incluso nucleares, contra el centro de mando desde el que se lanzara u ordenara. Recordemos que en Torrejón está en Centro de Operaciones Aéreas Combinadas de la OTAN para su sector meridional. Y Rota y Morón albergan bases logísticas de primer orden para las operaciones de los EEUU.

A ver, ministra: ya sabemos que Rusia no es el paraíso en la tierra y que su sistema político tiene muchos problemas y limitaciones; pero nunca han tratado de imponer sus opciones políticas a otros estados y han mostrado una paciencia encomiable con tal de evitar la escalada para ser aceptada en el concierto de las naciones en igualdad de condiciones que el resto de los países del occidente colectivo. Pero esto no era suficiente para la voracidad intrínseca del sistema capitalista controlado por el capital anglo-sionista-norteamericano, que simplemente, quería abrir de par en par los ingentes recursos rusos al expolio de sus élites.

Por tanto, no nos venga ahora con discursos sobre la defensa de la democracia, que ni usted misma se cree. Y ya va siendo hora de que los líderes políticos de este país se caigan de una vez del guindo y reconozcan que seguir apostando por la guerra contra Rusia es, no solamente inmoral, sino también ruinoso (salvo para unos pocos avispados, bien integrados en las redes mafiosas de sus amos). Y vayan pensando en alguna forma de salir de este destino fracasado, buscando un poco de ecuanimidad y cordura que, al menos, nos salve del holocausto.

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